Muchos momentos inolvidables nos deja 2011 a nivel nacional e internacional: la apertura de los museos Balenciaga y Gucci, la salida de Galiano de Dior, la demanda de Louboutin contra YSL por la patente de sus suelas rojas -como si un color pudiera ser propiedad de alguien-, la trágica muerte de Jesús del Pozo o la última colección de D&G cerrando una época de expansión económica y vanidad, por citar algunos.
Sin embargo, el momento que viví con mayor emoción fue la llegada de Kate Middleton a la abadía de Westminster, no sólo por sus protagonistas sino por la estrategia de comunicación del evento.
En el preciso instante en que la novia salió del coche y puso su pie sobre la alfombra roja, un #twit de Clarence House enlazaba la página oficial donde nos enteramos todos a la vez (medios de comunicación, prensa especializada y público en general), de los detalles del vestido de la novia y su cortejo, la diseñadora, la inspiración, la tradición, los materiales y la confección artesanal.
La nota de humor la pusieron las televisiones españolas con sus disparatadas especulaciones y comentarios durante la recepción de las imágenes de la novia sin disponer de información detallada, puesto que ese único twit en tiempo real (nunca mejor dicho), llegó a las redacciones en inglés debiéndose traducir y, posteriormente, comunicar a los informadores, algo que llevó más de 20 minutos de piruetas delante de las cámaras!
Moda e información forman un binomio inseparable y nunca habían sido tan globales y democráticas.
Gracias a Harper’s Bazaar (versión española) por la oportunidad de realizar este post.
Sin embargo, el momento que viví con mayor emoción fue la llegada de Kate Middleton a la abadía de Westminster, no sólo por sus protagonistas sino por la estrategia de comunicación del evento.
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| La novia llega a la abadía de Westminster |
La nota de humor la pusieron las televisiones españolas con sus disparatadas especulaciones y comentarios durante la recepción de las imágenes de la novia sin disponer de información detallada, puesto que ese único twit en tiempo real (nunca mejor dicho), llegó a las redacciones en inglés debiéndose traducir y, posteriormente, comunicar a los informadores, algo que llevó más de 20 minutos de piruetas delante de las cámaras!
Moda e información forman un binomio inseparable y nunca habían sido tan globales y democráticas.
Gracias a Harper’s Bazaar (versión española) por la oportunidad de realizar este post.