El arte de saber vestir es un lenguaje complejo.
Así como en el lenguaje escrito hay reglas como la ortografía, gramática y sintaxis que nos ayudan a expresarnos con claridad y precisión, en el vestir
hay prendas, complementos, peinados y otros elementos, que requieren una técnica de
composición para elaborar un discurso convincente.
Cañavate, su diseñador de confianza firma el modelo |
Cuando Pastora Soler subió al escenario, el comentario más
repetido en las redes sociales fue “Parece una diosa griega”. Así es, pero ¿No
representaba a España?
El modelo en cuestión era más adecuado para la alfombra
roja que para una gala en representación de un estado (que no era Grecia).
Desde los días de Mademoiselle Chanel, en moda se repite
hasta el cansancio la norma del “menos es más”. Una gran verdad.
El vestido, excesivo y pretencioso, incluía bandas superpuestas en el corpiño, bordado con pedrería en la cintura, drapeado en la
falda de gran abertura lateral, espalda desnuda, foulard en
el hombro prolongándose en forma de cola y transparencias.
¿Quedaba algo
por añadir?
La actuación de Pastora Soler en una imagen de 360º |
El color contribuyó a desdibujar su presencia.
La iluminación
del Crystal Hall difuminaba el tono convirtiéndolo en “clarito”, indefinido, mientras
la luz resaltaba la zona que a ninguna mujer le gusta destacar (excepto
Jennifer López): las caderas, y los planos finales a contraluz desvelaron unas
formas que no la favorecían en absoluto.
Sin embargo, uno de los mayores errores estaba en el peinado.
Sin tener en cuenta ni la fisonomía ni la personalidad de la cantante, el
recogido era la opción menos recomendable.
Naturalmente, su melena roja y
poderosa era el marco adecuado para acompañar su espectacular interpretación.
Uno de los estilismos previos a la gala |
Mucho más acertados los estilismos que se usaron para la
promoción.
Es una verdadera vergüenza que con la cantidad de asesores de imagen y profesionales muy cualificados que tenemos en el país, se confíe la puesta en escena a personas que no tienen ni criterio ni formación adecuadas, aunque estén llenos de buenas intenciones.